Soledad Gallego-Díaz hace en El País, yo lo acabo de leer acá en Periodista Digital una reflexión sobre el dilema ese de siempre: cuando se arma algún escándalo por lo publicado en algún medio sensacionalista, no faltan las gargantas que rugen para poner un alto a la prensa. Y lo dicen así en general. Y cuando se pone atención al caso y las autoridades intentan remediar terminan empeorando las cosas: subenla vara, peropara todos.
Y no es lo mismo ocuparse de investigar en los sótanos del poder como han llevado las cosas a que alguna estrellita de moda se enoje porque le sacaron unas fotos con poca ropa.
La prensa seria necesita garantías para hacer su trabajo. Y los artistas o políticos o la gente con vida pública necesita leyes que les den la posibilidad de tener una vida propia, privada pues.
Nos urgen equilibrios. Pero mientras los diputados dejen que los grandes grupos decidan qué legislar y qué no, los reporteros de a pie seguiremos a merced de los políticos que, entre otras cosas, piensan que son los dueños absolutos de la información que manejan.
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