¿Se puede ser periodista y blogger al mismo tiempo? La respuesta, positiva o negativa, indudablemente que enciende un debate que amenaza con desembocar en una guerra de posiciones irreconciliables.
Es frecuente que desde los medios tradicionales se menosprecie a los bloggers, blogueros, bitacoreros, y se les considere una categoría inferior, una especie de aspirantes a periodistas, una pléyade de autonombrados periodistas.
Y desde el otro lado, desde los blogs, las bitácoras, los weblogs, también se combate con fiereza la incursión de un periodista en la blogósfera.
Un ejemplo claro fue la polémica en México de Mario A. Campos, quien tiene un portal de recuperación de noticias, al que le colgó un blog. El periodista, que ha colaborado en diversos diarios y es columnista en Milenio diario, consiguió una entrevista con el presidente de México, Vicente Fox, la publicó en el portal y luego la enlazó desde el blog. Y después dijo que era el primer blog en conseguir una entrevista con el mandatario mexicano, lo que muchos bloggers mexicanos reclamamos, aunque Mario se mantuvo en su postura; después el debate se extinguió.
A lo largo de la historia del periodismo, desde la prensa escrita, la radio y hasta la televisión, el trabajo del periodista fue el de recolectar información haciendo labores, más exactamente, de reportero. Ir al lugar donde se generaba la noticia, reunir la mayor cantidad de datos posibles, redactar una nota informativa, una crónica o un reportaje y entregarlo a la redacción, casi siempre sin tener la posibilidad de obtener alguna retroalimentación sobre la información publicada.
Ese esquema se ha mantenido en los medios de comunicación casi sin variaciones hasta nuestros días. Incluso, en perjuicio del reportero, pues a veces la mesa de edición, la redacción, metía mano a los reportes y convertía en algo diferente lo que inicialmente se había enviado.
Y desde el lado de la audiencia la situación ha sido casi similar. El lector de diarios, el radioescucha o el televidente, invariablemente debían, deben, aceptar los contenidos que los medios tradicionales entregan, entregaban, sin posibilidad de corregir cuando haya, había, errores o de aportar información propia.
Incluso cuando alguno de los protagonistas de una noticia tenía, tiene, algo que decir, pocos medios dan amplio espacio al derecho de réplica y particularmente la radio o la televisión son reacios a otorgar ese espacio al replicante, pues tasan los segundos a precios de tiempo comercial y consideran un desperdicio, una merma en los ingresos el destinar espacio a los que reclaman el manejo de la información.
Adicionalmente, el poder que el medio tiene o aspira a tener lo hace ser arrogante, reacio a la corrección y presupone que es dueño de la verdad y nadie, ni las fuentes informativas y menos el auditorio deben ni tienen porque enmendarle la plana.
La llegada de internet, como una suma de muchos medios tradicionales, ha sorprendido a esos mismos medios, que de entrada han visto amenazado ese poder que creen detentar. Entre otras cosas porque la red de redes es una carretera de ida y vuelta en la que las ideas pueden circular con mucha más libertad, aunque no faltará quien la quiera acotar, pero especialmente, con la posibilidad de interactuar entre los presentadores de la información y los consumidores de esa información.
Y algo mas valioso para la sociedad en general, pero amenazador desde el punto de vista de los medios y los gobiernos, lo es el que existe la posibilidad plena de interactuar entre los mismos consumidores, destinatarios, de información. Y en plan mas extremo: nace la posibilidad de que los consumidores de información se conviertan en generadores de la misma y puedan dejar de lado a los medios tradicionales y convertirse en recolectores de información y distribuidores de la misma, dejando de lado ese importante papel que la radio, la prensa escrita y la televisión creen tener.
Esa democratización del manejo de la información, por llamarle de algún modo, pone a temblar a los medios tradicionales e irrita a sus tropas: reporteros, editores, directores, empresarios, etc.
Ese es uno de los méritos de los blogs, de los bloggers, convertir al ciudadano en un recolector, procesador y repartidor de información, al margen de los medios tradicionales y con la posibilidad de interactuar de inmediato con la audiencia, que bien puede ser el vecino del otro lado de la calle o un ciudadano del otro lado del mundo.
La pérdida del monopolio del manejo informativo a manos de quienes eran consumidores pasivos de la información es la razón de que en el medio tradicional se vea con desconfianza al blogger. Y esa libertad recién conquistada hace que el bitacorero vea con desagrado a quienes están del otro lado, a esos que antes le entregaban información digerida, manipulada, distorsionada o, en el menor de los casos, sin la posibilidad de comentarla, corregirla o simplemente de opinar sobre ella.
El periodismo ciudadano, periodismo 2.0 o como se le quiera llamar encuentra una expresión importante en los blogs porque hace mas cercano, inmediato y humano el proceso de intercambio de información.
Crear una entrada en un web log y que de inmediato alguien comente es lo mas cercano a una conversación, aunque tu interlocutor sea alguien desconocido y esté al otro lado del planeta.
Los medios tradicionales y la blogósfera dejaran de odiarse, de repelerse, en la medida que unos y otros entiendan el fenómeno interactivo que posibilita la internet.
Hay medios que ya están intentando acercarse, otros que han dado el paso hacia una interacción casi completa con su audiencia y otros que se resisten al cambio. Como siempre ha sucedido, quienes aprovechen mejor la innovación se mantendrán en el mercado, sin menosprecio de los nuevas posibilidades que tiene la audiencia.
Y en esa medida, la función del periodista, reportero, se irá fundiendo con la del blogger, hasta acostumbrarse a que si no se reportea con dedicación, otros ciudadanos enmendarán la plana, harán correcciones o simplemente informarán.
Ese momento será maravilloso, porque la comunicación será mas directa, de ida y vuelta, más humana y más normal. Se habrá acabado con el monopolio del poder informativo, que estará repartido a partes iguales entre medios y audiencia, aceptando de antemano que las fronteras entre unos y otros se habrán desdibujado, sin perjuicio de los interés de uno y otro lado.
Y entonces vamos a poder responder afirmativamente a esa cuestión de si se puede ser periodista y blogger al mismo tiempo. Lo que tampoco no excluye que ya desde ahora algunos podamos decir tranquilamente que somos periodistas y bloggers.
Esta entrada participa en el Festival de Blogs con el tema Blogs y medios de comunicación tradicionales, una relación conflictiva, que en esta cuarta edición organiza Vida Vacía
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