Horacio VillalobosNuevaprensa.com.ve | Fotoperiodismo en América Latina
El estado actual del fotoperiodismo en la región se podría examinar a partir de dos vertientes: tecnología y factor humano. Con respecto a la primera, los periódicos han reaccionado favorablemente frente a la revolución desatada por la fotografía digital. Como no falta a lo largo y ancho de la región un espíritu empresarial de criterios modernos, a diario aumenta la cantidad de aquellos que la adoptan, agilizando así la obtención y edición de las imágenes.
Los problemas se presentan en el gerenciamiento periodístico. Históricas desigualdades en la relación profesional interdepartamental dentro de los periódicos latinoamericanos, conspiran contra el esfuerzo de los fotoperiodistas a la hora de manifestar su talento. En Estados Unidos lo estadístico es que en los diarios sean publicadas las mejores fotos, las más funcionales al desarrollo del relato periodístico. Esto en general no ocurre en América Latina.
Es de lamentar que aún hoy una mayoría de editores latinoamericanos no asignan a la imagen la importancia que merece. Grave error en una región del planeta donde el analfabetismo de los menos pudientes y la influencia de los medios audiovisuales sobre aquellos que tienen un mejor acceso a la información, conspira contra el desarrollo y la conservación del hábito de la lectura. Es común que en los periódicos se les pida a los fotógrafos realizar media docena de notas por día, impidiendo de este modo el desarrollo en profundidad de cada una de las mismas.
Es habitual también que el trabajo fotoperiodístico se considere subordinado a los “tiempos” de la Redacción, desconociéndose las elementales diferencias que la narrativa fotográfica tiene respecto de la producción de texto. En ocasiones, asimismo, se pretende que los fotógrafos plasmen en imágenes reportajes que no son visuales.
Estos hábitos desaniman y confunden a los integrantes de los departamentos fotográficos de los periódicos y genera en los fotógrafos la actitud de diferenciar empeño y calidad cuando toman fotos para el diario de cuando lo hacen para proyectos personales. Es una confusión en la que perdemos todos: El periódico se priva de ciertas fotos de impacto; los fotógrafos consideran su trabajo en el mismo como una rutina de la que vivir, y el universo de los lectores recibe un producto menguado en calidad periodística y estética.
El periodismo gráfico es tarea de equipo. Y la base de un buen equipo es respeto mutuo y conocimiento de las tareas que realiza el otro. Eso genera espacios adecuados de acción que redundan en un mejor y más completo producto final.
Desde julio del 2002 a marzo de este año he participado como profesor en cinco talleres de fotoperiodismo avanzado organizados por la SIP. Por ellos han pasado 90 fotógrafos representantes de casi todo el subcontinente.
Haciendo abstracción de los diferentes niveles regionales e individuales, es conmovedor apreciar cómo estos profesionales están dispuestos a hacer los mayores esfuerzos para mejorar su formación en condiciones laborales no siempre favorables. Tal dedicación debiera merecer más atención de parte del management periodístico, ya que ayudarlos - mediante políticas inteligentes dentro del periódico- es una de las mejores inversiones que la empresa puede hacer. Lamentablemente no siempre ocurre que se destinen los recursos para ello, constituyendo una asignatura pendiente de grave importancia en muchos de los diarios de la región.
*Horacio Villalobos es director de Fotografía del Diario Popular, Buenos Aires, desde 1982. Fue becado por la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) para hacer estudios de postgrado en la Universidad de Missouri (1974-75). Ha cumplido tareas fotográficas para revistas internacionales como Time, Newsweek y Business Week.
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