Historia de un Letrero. El corto premiado en Cannes.

Alonso Alvarez Barreda, originario de Tampico Tamaulipas, dejó de estudiar comercio exterior para dedicarse a lo que le gusta: el cine. Tocando puertas que no se abrían y ayudado por amigos filmó en la Plaza de Armas de su ciudad natal el cortometraje Historia de un Letrero, con el que ha ganado el premio Special Cannes 2008 otorgado en el marco del Short Film Corner, premio concedido por el National Film Board de Canadá.

En la competencia participaron mil 831 cortos de todo el mundo.

Cuando reunía fondos para filmar el corto, ahora premiado, Alvarez Barreeda dice que le solitó a la anterior administración municipal de Tampico un apoyo de 500 dólares, mismo que le fue negado. Ahora, el actual gobierno de Tampico y el gobierno estatal de Tamaulipas le reconocerán su esfuerzo.

El corto premiado, con un costo de 20 mil pesos, cuenta en cerca de cinco minutos una emotiva historia: la miserable existencia de un ciego que mediante un letrero pide dinero en la plaza de armas y su encuentro con un publicista.

Milenio publicó que Alonso Alvarez fue rechazado en varias escuelas de cine del país y que por estar en video digital sus cortos no pudieron participar en varios festivales. Lo que no desanimó al cineasta, quien dice ser "una persona muy constante".

Actualmente Alvarez Barreda estudia en la John Paul the Great Catholic University, en San Diego, California. Mientras que fuentes del Istituto Mexicano de Cinematografía (IMCINE) le dijero a El Universal que Alonso no es una persona conocida en el ámbito cinematográfico mexicano y que no se encontraba en Cannes, el cineasta dijo que una persona del IMCINE le dijo que el premio por el corto, una cámara profesional de cine y una computadora portátil, le sería enviado a su casa.

Alonso estaba en Tampico, cuando recibió la noticia del galardón, pues está buscando las locaciones para el siguiente cortó que filmará.

Disfruten del corto premiado:


Por cierto, el hilo de comentarios del video en YouTube tiene de todo, desde críticas por envidia hasta felicitaciones sinceras. Algunos juzgan que la idea no es original y otros defienden la puesta en pantalla. Otros confiensan que lloraron al verlo. En fin, un debate alrededor de una obra, los tiempos de la web2.0 y una interesante retroalimentación para el autor.

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