En México, existen indicios de que tres de cada diez agresiones en contra de la libertad de expresión fueron cometidas por la delincuencia organizada en 2007, revela una investigación realizada por el Centro de Periodismo y Ética Pública, CEPET, y financiado por el Programa de Extensión de la organización Intercambio Internacional para la Libertad de Expresión (IFEX por sus siglas en inglés).
El trabajo es parte de una iniciativa regional sobre Poderes Paralelos de IFEX, una red internacional de organizaciones con sede en Canadá, que busca profundizar el conocimiento sobre las agresiones a la libertad de expresión de éstas fuerzas en Latinoamérica.
En este esfuerzo participan una decena de organizaciones miembros de IFEX y sus resultados serán clave para desarrollar acciones más efectivas de defensa y protección de medios de comunicación y periodistas en el futuro.
La investigación del CEPET es la primera de su tipo llevada a cabo en México y se basó en reportes publicados en los medios tanto como en verificaciones directas.
El estudio, hecho público hoy en conferencia de prensa, señala que de 72 agresiones en contra de medios y periodistas durante 2007, en sólo 52 de ellas se pudo establecer un vínculo con el trabajo periodístico de la víctima y sólo esta cifra puede considerarse como ataques en contra de la libertad de expresión.
* De 52 agresiones contra la libertad de expresión en 2007, en 15 existen datos para presumir que la delincuencia organizada estuvo involucrada, es decir el 29 por ciento de las agresiones o tres de cada diez.
* En casi todos, 12 de los 15 casos, existen pistas de que el agresor pertenece al narcotráfico, en dos más se trata de grupos dedicados a la prostitución infantil y en uno se sospecha de mafias al interior de un sindicato.
* La delincuencia organizada es probable responsable de la muerte de dos reporteros, Amado Ramírez Dillanes, corresponsal de Televisa en Acapulco y Saúl Noé Martínez Ortega, reportero del periódico Interdiario, asesinado en Aguaprieta, Sonora. Un tercero fue ejecutado al estilo del narcotráfico, Gerardo García Pimentel, pero no se ha confirmado la vinculación con el trabajo periodístico ya que no cubría información policíaca más que ocasionalmente y se desconoce que hubiera amenazas previas (pág. 31).
* Sonora se convirtió en la entidad federativa más peligrosa, con cuatro agresiones de la delincuencia organizada. Culminaron con la muerte de un reportero y el cierre total del diario Cambio. Le siguen Tabasco y Guerrero con dos agresiones, Michoacán, Nuevo León, Oaxaca, Distrito Federal, Tamaulipas, Veracruz y Yucatán con una.
* Curiosamente Tamaulipas y Baja California que son percibidos como zonas de más riesgo no registraron ataques de la delincuencia organizada a periodistas mexicanos. Esto podría ser explicado por la severa autocensura adoptada por los medios de comunicación.
* Un dato que puede resultar revelador es que en 12 de los 15 casos, la víctima recibió amenazas previas al ataque, lo que representan el 80 por ciento del total.
* En el 30 por ciento de las agresiones las víctimas eran reporteros (20 casos), lo que no sorprende pues son quienes diariamente están presentes en los escenarios de crímenes y de enfrentamientos. Pero ello indica que la delincuencia organizada les otorga una capacidad de decisión sobre el contenido de periódicos y noticieros de radio y televisión que en realidad no tienen. Ello porque la información que el reportero recopila pasa por un proceso de decisiones editoriales antes de su publicación, en el que los reporteros tienen poca influencia.
* Los medios impresos son los principales blancos de las agresiones, quizá porque los delincuentes no tienen horarios que les permitan seguir los noticieros de televisión y radio. De los casos registrados, 11 fueron contra periódicos y revistas y uno contra una televisora. En dos casos el periodista agredido trabajaba para dos o más medios.
* La mayoría de las víctimas de las agresiones (14) fueron del sexo masculino, que representan el ochenta por ciento, mientras que el restante 20 por ciento, las víctimas fueron mujeres.
Dado que hasta ahora no se había enfocado el problema de las agresiones no se había enfocado desde la perspectiva de Poderes Paralelos, para aportar a su definición el CEPET consultó con diversos especialistas. De las respuestas obtenidas se deduce que los Poderes Paralelos son:
Grupos de individuos que pueden constituirse de forma legal o ilegal pero que integran una fuerza que impone sus intereses en la toma de decisiones públicas a través de presiones a las autoridades y con frecuencia utilizando métodos violentos.
Los especialistas consultados también hicieron notar que los Poderes Paralelos en México hasta ahora, actúan sólo a niveles locales. Son grupos como la guerrilla en Chiapas –que tiene control en ciertas zonas como el EZLN-, algunos grupos religiosos como en Michoacán, que constituyen sus propias comunidades y aplican sus propias reglas.
Pero el poder más violento, visible y pernicioso, es la delincuencia organizada.
Los criterios para determinar las huellas de la delincuencia organizada en las agresiones fueron 1) la agresión fue cometida en represalia por información publicada o que sería publicada 2) La víctima había recibido amenazas 3) la agresión fue cometida por varios individuos, actuando de forma coordinada.
Panorama General de las Agresiones 2007
Con base en las 52 agresiones vinculadas al trabajo periodístico de la víctima
* El primer lugar como agresor lo ocupan los Poderes Paralelos, cometieron 15 agresiones y en 12 casos están las huellas del narcotráfico, dos agresiones de bandas de prostitución infantil y una donde actuó un grupo sindical.
* El segundo lugar lo ocuparon funcionarios públicos con 13 agresiones. Amenazaron, agredieron e incluso golpearon a reporteros. En la mitad de los casos, seis agresiones, el agresor fue un funcionario municipal lo que nos dice que quienes cubren las noticias locales son quienes más expuestos están a la violencia. A los funcionarios municipales le siguieron los estatales con cuatro agresiones, los federales con tres ataques y a militares se les atribuyen dos agresiones.
* El tercer lugar, como agresores de la libertad de expresión en México lo ocupan los policías de todos los niveles con siete casos reportados. Los agresores fueron policías municipales en cuatro ocasiones, en dos los policías estatales y uno del nivel federal.
* Sonora ocupó el primer lugar en violaciones de Poderes Paralelos, pero en las violaciones de poderes legítimos Oaxaca ocupó el primer lugar (7), le sigue el Distrito Federal (6), Sonora y Tamaulipas en tercer lugar con cuatro agresiones y en el cuarto sitio Guanajuato con tres. México, Puebla y Tabasco con dos cada uno.
* Las víctimas fueron en su mayoría reporteros, 20, mientras que en seis ocasiones el objetivo del ataque fue el director del medio (Semanario del Istmo de Oaxaca, Sucesos de Hidalgo, a.m. de Guanajuato, Informativo Chiapas, Por Esto de Yucatán y Semana Ahora de Durango) y tres columnistas.
Autocensura: respuesta a la violencia
Las compilaciones de agresiones, el conteo de los casos y su análisis resultan siempre insuficientes de frente a la realidad. El impacto de la violencia escapa al registro y representa un desafío importante si se estima su gravedad.
Por ejemplo, el miedo a las represalias de la delincuencia organizada provoca el fenómeno de la autocensura, la cual no queda registrada en los reportes que miden agresiones, pero su adopción es extremadamente grave ya que arrebata a la sociedad un foro mediático que en la práctica queda a disposición de la delincuencia en los temas de seguridad.
Por ello, la investigación incluye testimonios de periodistas de zonas donde la violencia está presente todos los días.
“Sabemos que aquellos a quienes entrevistamos, pedimos opinión, estadísticas, análisis, fotografías, expedientes y detalles de lo que ocurre en este ilegal ámbito saben quiénes somos, pero también estamos ciertos que todo trabajo de investigación da como resultado lo más apegado a la realidad. Esa es nuestra mayor protección. Escribir lo que sucede sin elucubrar, acusar o falsear información con tal de generar la nota.
Los procesos de verificación de la información en nuestro periódico son estrictos cuanto más la gravedad del caso. Preferimos no publicar un dicho si no ha sido confirmado por un mínimo de tres fuentes oficiales o extraoficiales de información. Y en este punto regresamos al inicio de este texto: El reportaje de investigación sobre el crimen organizado no es un asunto fácil. La autocensura no es privativa de los medios”.
Adela Navarro, codirectora del semanario Zeta de Tijuana
“Los reporteros ya saben que no se deben meter. Les avisan los propios compañeros que se sabe trabajan con los mafiosos. En cada ciudad hay identificado un grupo de reporteros, especialmente los que cubren la nota policíaca, que son contactados por un representante de los "mañosos", como les llama la gente. Regularmente, es alguien que decidió pasarse al lado de los delincuentes.
“Hay otros reporteros que por miedo, son obligados a tomar dinero y a comprometerse a publicar o no publicar, de acuerdo a como sea la orden.
“A las redacciones llegan primero las amenazas de muerte, contra el personal o los dueños, ya sea por teléfono, directamente al personal que anda en la calle, incluyendo los distribuidores de medios impresos. En algunos casos las amenazas llegan a través de personas que van a las redacciones. Después los delincuentes ponen a un intermediario que es el que avisa lo que quieren o no quieren que se publique”.
Periodista de Tamaulipas que pidió reservar su identidad.
Los testimonios dan cuenta de la incapacidad de las autoridades para garantizar la seguridad para el ejercicio periodístico en esas zonas.
A la autocensura debe sumarse la impunidad, los autores intelectuales nunca son llevados a la justicia y con frecuencia los detenidos al inicio de las investigaciones resultan luego inocentes.
El temor ha desalentado la denuncia. En Monterrey, por ejemplo, reporteros de El Norte fueron secuestrados y golpeados sin que se conozca la denuncia pública del medio, revela un texto del corresponsal de la revista Proceso en esa ciudad. Televisa y Televisión Azteca, empresa que sufrió la desaparición de un reportero y un camarógrafo, también modificaron sus coberturas.
Los "narcomenudistas", el nuevo peligro
Un análisis realizado a petición del CEPET por el Grupo Internacional de Peritos Profesionales con sede en la Ciudad de México, identifica tres factores que convergen para producir un escenario de peligro.
Uno es el cambio en las formas de operación de los grandes carteles de la droga, el segundo es el desbordado surgimiento de pequeños grupos de narcotraficantes y el tercero, el fracaso del gobierno mexicano en el combate al narcotráfico. Está perdiendo la guerra por la puerta de atrás, con el tráfico y consumo al menudeo en las calles del país.
También señala que los ataques de los grandes cárteles de la droga se producen de forma gradual. Inician con un intento de soborno al que le siguen amenazas telefónicas, mediante cartas y correos electrónicos al periodista, al medio de comunicación porque los narcotraficantes entienden que no existe una motivación personal del periodista, a quien no conocen. Y de ahí pueden pasar al secuestro exprés, al ataque a propiedades del periodista y al medio donde trabaja.
Los grupos de nuevos narcotraficantes, los “narcomenudistas” se caracterizan por atentados sangrientos y crueles, las agresiones no se producen de manera gradual sino que se dan con toda su brutalidad desde el inicio.
Los blancos no son los medios con mayor prestigio y audiencias, sino los reporteros y medios locales, de redacciones modestas cuyas noticias diarias están relacionadas con el aumento en el consumo de drogas y el comercio local de narcóticos.
CEPET
El CEPET es una organización apartidista,no lucrativa, con la misión de promover un mejor periodismo en México.
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