EL VIERNES POR la noche fue asesinado a tiros el propietario del diario La Opinión, de Orizaba, Veracruz, por un comando que se dio a la fuga. Es el tercer periodista victimado en una semana. Primero cayó abatida por una ráfaga de balas la reportera Guadalupe García Escamilla, del programa de noticias de Estéreo 91, en Nuevo Laredo. Sobrevivió al ataque, sigue en condiciones muy críticas. Por otro lado, ayer cumplió una semana desaparecido el reportero de El Imparcial, de Hermosillo, Sonora, José Alfredo Jiménez Hernández. La organización Reporteros Sin Fronteras expresó su gran preocupación por la vida del colega. Hay una búsqueda intensa en todo el territorio sonorense. En esas andanzas la policía halló los cadáveres de otras tres personas en las cercanías de Sahuaripa; no se les ha identificado. Aparentemente no hay conexión entre los atentados contra los comunicadores. Pero en el tenso clima político que vive la República es inevitable que nos hagan pensar en una realidad: los periodistas en México pueden ser asesinados, baleados o desaparecidos con total impunidad. ¿No sienten que estamos regresando a los viejos tiempos?La cita es de la columna Domingo de Enrique Galván Ochoa, en La Jornada.
Desde este espacio hacemos un público repudio al estado de indefensión que vive la prensa en este país.
Nuestra solidaridad plena con el gremio.
Cuando matan a un periodista, nos matan un poco a todos los periodistas.
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